Por César Suárez
Endwalker -la expansión más reciente de Final Fantasy XIV- ha roto todos los récords esperados para el lanzamiento de la expansión de un MMORPG al punto que las colas para ingresar al juego rondan los cientos de miles de jugadores sin contar todos aquellos jugadores afortunados que lograron entrar y sobrevivir a los errores 2002 y 90005 de desconexión que plagan el juego en este momento. ¿Esto significa que el juego tiene
errores? Absolutamente no. Sin embargo, la demanda para ingresar a jugar es tan grande que Square-Enix no ha podido conseguir suficientes materiales -debido a una falta de semiconductores para datacenters que hay a nivel mundial- para poder mejorar sus servidores.
Sin embargo, esto llevó a que todos aquellos jugadores que posean Endwalker y una suscripción activa independientemente de si han podido jugar o no- se les ha regalado una semana gratis.
Pero ahora lo importante: ¿Logró Endwalker sobrevivir al legado de Shadowbringers?
Total y absolutamente. Debido a que hoy es su día de lanzamiento oficial y solo han pasado 4 días de acceso temprano no podemos entrar en muchos detalles pero hemos estado jugando Endwalker sin parar y solo podemos decir que es una obra maestra.
La experiencia es tan larga como fue prometida: si uno lee y presta atención a todos los detalles la expansión dura entre 80 y 100 horas simplemente de historia dando fin al arco de Zodiark y Hydaelyn brindando respuesta a todos los interrogantes que se vienen generando desde los principios del juego. La narrativa es pulida y efectiva -aunque empieza con mucha menos acción inicialmente comparado a Shadowbringers- que puede hacerla sentir lenta
hasta el arco argumental de nivel 83. Los primeros niveles de la expansión nos dividen entre los naciones que debemos recorrer, conocer e informarnos y está lleno de misterios y datos fascinantes que serán los catalizadores de los sucesos y misterios por venir. Para esta nota jugué toda la expansión con la clase nueva Sage y se nota que Square-Enix finalmente ha dominado la realización de clases con gameplay diverso e interesante, tanto el Sage como el Reaper se sienten diferentes respecto de sus contrapartes que comparten el mismo tipo de rol, esta experiencia de juego única se le dió a todas las clases con balances y modificaciones, en algunos casos mayor o menor. Además de la impresionante historia y las lágrimas que nos ha hecho derramar en varios de sus segmentos el juego cuenta como siempre con decenas de actividades opcionales que el jugador puede disfrutar más allá de la historia, además de que habrá un parche cada 15 días empezando desde hoy (7 de diciembre) comienza la espera de la llegada del parche de Pandemonium: la raid de 8 personajes del juego que destraba la ya legendaria dificultad Savage para los jugadores más hábiles del juego. Primero saldrá Pandemonium y 15 días después su versión Savage.
Esta decisión es deliberada debido a que Square-Enix quiere que sus jugadores experimenten la historia tranquilos y sin presiones de nivel por las raids o su equipo.
Sin duda un gran cierre para sin dudas el MMORPG más importante en el mundo en este momento, que 11 años atrás murió para revivir 3 años después como el fénix de Ultimate Coil of Bahamut y convertirse en el más grande entre los grandes y salvar Final Fantasy de las manchas que dejaron en el corazón de los fans FFXIII y FFXV.
El futuro de Final Fantasy XIV comienza nuevamente con el parche 6.1 pero eso será tema para otra nota seguramente) mientras tanto podemos disfrutar de esta increíble experiencia. Final Fantasy XIV se encuentra disponible en PC a través de Steam o directamente de Square-Enix, Playstation y Playstation 5 teniendo estas dos últimas versiones físicas si los jugadores desean tenerlo en su colección.El free trial sigue activo pero debido a la cantidad de gente jugando es casi imposible entrar como jugador gratuito, seguramente esto se regule en las próximas semanas debido a que de momento todos los jugadores están desesperados por saber el final y evitar el monstruo de internet y todos sus spoilers.
